Recientes estudios han concluido que algunos componentes de los aerosoles pueden actuar como disruptores endocrinos. Estos compuestos químicos pueden interferir con el sistema hormonal de nuestro organismo, imitando, bloqueando o alterando la acción de las hormonas naturales. Esto puede tener consecuencias a largo plazo para la salud, incluyendo problemas reproductivos, desarrollo neurológico y un mayor riesgo de ciertas enfermedades.